The Doors sin Jim: Rescatando la paliativa trayectoria musical del grupo tras la muerte de Morrison
Excluida por los más puristas de The Doors, la discografía que sucedió después de la trágica desaparición del carismático Jim Morrison casi siempre ha sido denostada y “desclasificada” de las bibliografías musicales de la banda así como, hasta no hace mucho, de ediciones y reediciones en CD o vinilo.
Por un lado, era comprensible que una presencia vocal, física y estética tan magnética y arrolladora como la de Morrison fuese insustituible y que, por lo tanto, fuese inevitable que se notara su pérdida en una futura discografía sin él, pero, por otro lado, también es cierto que Ray Manzarek, John Desmore y Robby Krieger no dejaban de ser unos buenos músicos y los dueños legítimos (vivos) de un sonido único e inigualable que querían continuar con su carrera musical. Desde luego, valentía no les faltó. Suerte sí pareció faltarles, ya que en 1973 se disolvieron definitivamente. No sin antes, dejar un par de interesantes discos que, queramos o no, forman parte del legado de The Doors.
La primera andadura del grupo, ya con tres integrantes, se produce con el disco “Other Voices”
cuyos temas fueron ensayados previamente con Morrison y ya estaban siendo grabados cuando este se marchó a Paris, todo ello a pesar de que el cuarteto no tenía muy claro que, todo hay que decirlo, pudiesen seguir funcionando como banda tras la publicación de su último disco “L.A. Woman” (1971). El caso es que este nuevo disco no alcanzó el éxito esperado, ya no solo por esa inconmensurable ausencia que Morrison parecía dejar, sino porque el resultado general no alcanzaba las cotas artísticas de anteriores trabajos. El disco, no obstante, continua ese “sonido Doors” tan reconocible y disfrutable (ahora mutado en ese particular “Rock/Blues” de sus últimos álbumes) y contiene destacables temas: ‘In The Eye Of The Sun’, que es un buen arranque, ‘Ships W/Sails’, probablemente lo mejor del disco, un tema atmosférico con una guitarra y unos juegos de teclados muy bien orquestados, como en los buenos tiempos, y el guitarrero y enérgico de ‘Tightrope Ride’.
Un año después, Manzarek, Desmore y Krieger graban otro álbum: “Full Circle” (1972):
El disco más alejado hasta el momento de ese “sonido Doors” característico del grupo, un trabajo en el que es muy palpable la búsqueda de un nuevo estilo mezclando funk, jazz, música latina y el rock and roll más clásico, buscando alejarse, probablemente, de la influencia de Morrison evolucionando en su sonido y rescatando otros matices musicales que, tal vez, quedaran eclipsados durante la etapa con Morrison. Buen ejemplo de esto, son temas como ‘Get Up And Dance’ que bebe del rock más clásico, ‘Verdilac’:
Con su sensual saxofón e interesantes efectos sonoros o el inesperado (pero buenrrollero) ‘The Mosquito’ con letra y sonidos latinos. Sin olvidar a ‘The Piano Bird’ que es de lo mejor de este disco:
Pero, pesar de tratarse de un álbum interesante, este no alcanzó la repercusión adecuada pareciendo poner en evidencia que la carrera de The Doors había llegado a su fin y que (otra vez) la sombra de la ausencia de Morrison más que alargada, parecía infinita. Así que, después de la gira de “Full Circle”, decidieron finiquitar el grupo. Corría el año 1973.
Cinco años después de la disolución del grupo Manzarek, Desmore y Krieger, presentaron “Jim Morrison: An American Prayer” que alcanzó (incomprensiblemente) el disco de platino en 1978, a pesar de ser poco más que un recital de poesías de Jim Morrison sobre una música tocada para la ocasión por los “Doors” restantes, pero que al parecer, como ejercicio de necrofilia, sí funcionó, porque de un álbum musical desde luego que no se trataba.
Años después, en 2002, hubo un intento de “reunificación” en 2002 por parte de Ray Manzarek y Robby Krieger bajo el nombre de “The Doors -y en letra pequeña- of The 21st Century“ pero a John Desmore el experimento le parecía carroñero e ilegal y los tribunales a los que aporreó en las puertas terminaron dándole la razón. Así, cualquier atisbo de continuar el legado The Doors ya sí que parecía totalmente improbable. Y es que, el Rey Lagarto ya pareció que terminó de fagocitar al grupo (o lo que quedaba) definitivamente.