QUIERO SER REAL_: Una exposición sobre la mirada post-internet del mundo



La exposición colectiva que reflexiona entorno a la autopercepción, la imagen y la interacción con el medio digital. Disponible hasta el 11 de noviembre.
Internet ha derivado en fantasías y delirios continuos e infinitos. La ferviente corriente de imágenes y contenido residuo desemboca en formas curiosas de asumir tal cantidad de información, en su mayoría visual. Observamos así una lucha contra la “realidad”, podríamos denominarlo como: El conflicto entre la imagen versus lo tangible.
Internet es como una bola de fuego que no para de arder. Es una ventana constante y perpetua por la que miramos, buscamos, identificamos y reflejamos cada aspecto de nuestro ser. Es como un agujero negro indomable. Las propias autoras dicen: Nosotras aprovechamos ese surco interminable de información y la adaptamos, la exprimimos, jugamos, deformamos y nos la apropiamos. Construyendo así narrativas paralelas. No criticamos al medio, asumimos las dinámicas y nos unimos a ellas. Somos recolectoras, ladronas de imágenes y palabras. Toda esta red casi mágica que es el cibermundo les da la posibilidad de meter el dedo en la llaga y extraer lo más profundo de las pulsiones humanas, pulsiones ridículas, bizarras, violentas, artísticas… Internet es humano.

Esta realidad simulada es traducida en las obras como una sucesión de referencias, iconografías y símbolos que se entrelazan destacando: la precariedad de medios y la deformación visual. Consiguiendo desarrollar un relato ecléctico y disperso sobre su contexto.
En la muestra conviven varios discursos que, amparados bajo el mismo concepto: Cultura de Internet, las artistas tratan desde diferentes prismas y visualidades. Por un lado, y predominantemente de la mano de Del Río, se observa una construcción frenética, colorida y sumamente irónica a través de técnicas de reproducción como la transferencia y la serigrafía. Sus composiciones encapsulan una estética nómada e intertextual donde traslada el humor irónico, absurdo y autorreferencial (generación z) en piezas artísticas complejas e impactantes. Por otro lado, Ros reparte una serie de propuestas por la sala que juegan a su vez con el humor, la apropiación y la estética precaria de la web sobre todo en su faceta fotográfica-digital (collage y fanzine). Contrastando así con su obra gráfica donde muestra un lado personal e íntimo. En ellas retrata un enfado colectivo respecto a temáticas tales como el cuerpo y las redes sociales.


En su proceso creativo juegan con el reposteo de las imágenes que aparecen en el día a día de las redes sociales, con la cultura propia que van generando y la baja fidelidad visual para replantearnos el valor de lo nítido, lo perfecto, lo comúnmente “bien hecho”. El medio impacta en el arte y abraza la democratización de las imágenes, característica que las autoras consideran principal del arte “Post-internet”.

