Proyecto Hambre: la crisis de Málaga reflejada en un disco
“Toa una vida siendo Proyecto Hambre. To lo que nos ha costao hacer esto, llegar hasta aquí. Que es mu poquito, pero por poquito que sea es nuestro. Es de toa nuestra gente y es pal mundo.” Así arranca el disco que ha puesto en el mapa nacional a tres chavales de Miraflores que llevan a su barrio por bandera en cada tema, cada vídeo y casi cualquier aparición en redes.
Recuerdo un día que paré en un bar de Portada Alta, otro barrio de la ciudad, y al salir me encontré en la pared un graffiti en el que habían escrito “Creo en Proyecto Hambre” con letras rojas. Un graffiti enorme que, como la frase que abre el disco de Los Niños del Afromarket, defiende esa cultura de supervivencia urbana que todos hemos practicado cuando había que aguantar hasta la mañana siguiente con unos céntimos en el bolsillo, vender tabaco de contrabando para tirar los últimos días de mes o contar billetes de cinco para pagar a la casera.
Porque esta cultura que defiende a la ciudad como una “gran comuna” ya existía hace veinte años. Gordo Master decía que Málaga era su segunda madre, algo grande, pero en el barrio en el que se crió ya no hay malagueños trabajadores, hay Airbnbs y bares enfocados a turistas de cartera llena. La gente que veía en la ciudad a su segunda madre ha sido apartada, cada vez más alejada del centro y más obligada a formar sus propias culturas. De ahí el mérito de Hide Tyson, Trozos de Groove y Sokez, coger la cultura de su barrio y hacer que toda Málaga se sienta partícipe de ella.
Para lograr esa unión son clave detalles como que cualquiera pueda ir a grabar al mismo estudio en el que ellos hacen sus temas y al que han llevado a artistas de la talla de Foyone, Delaossa, Las Ninyas del Corro o C. Terrible. Que los artistas estén tan cerca del oyente como coger un bus urbano y plantarte en el estudio no hace más que reforzar ese apoyo de la comuna, el sentir que formas parte de algo más grande, que no deja de ser el orgullo por la ciudad y por ser un superviviente.
Están en plena gira por España presentando su último disco y pude estar presente en la fecha de Málaga. Cinco meses desde su salida poco hay que no se haya dicho ya de una de las mejores creaciones de 2022. Los quince temas están enmarcados en el mismo contexto, siguen la misma línea y salvo excepciones, buscan decir lo mismo con diferentes palabras. Miraflores les ha dado las lecciones que necesitaban, saber moverse en el barrio y esquivar los problemas es lo que ha dado la posibilidad de hacer música a Los Niños del Afro y aunque dan gracias al milagro que es su situación actual, no están exentos de esfuerzo.
El ambiente del concierto es muy diferente al de otros en Málaga. El público es más mayor, se organiza más en grupos grandes (y parece que todos se conocen) y hay mucha más diversidad cultural que en el resto. Como si quién viene supiese a la perfección lo que se va a encontrar. Una cultura, un dogma, no solo música. Refuerzo este pensamiento cuando voy a preguntar por el puesto de ropa que hay en una esquina de la sala. El chico que atiende me explica que no tienen ninguna relación con el Afromarket, que él trabaja en una marca de ropa hecha en Málaga por malagueños y les han dejado vender su ropa junto a la promocional de Proyecto Hambre.
En el concierto hubo también un showcase de Cano, otro artista de Miraflores que está destacando y les ha acompañado durante la mayor parte de la gira y con el que de hecho ya grabaron un tema conjunto. Presentó varios temas inéditos de su nuevo disco, grabado, claro, en el Afromarket. También estuvo presente Faenna, la joven rapera de Huelin que formó parte de la última sesión del estudio en la que también estuvo presente Delaossa. Además, interrumpieron en un par de veces para cantar otros temas de su conjunto, como algunos de Dragones y Parroquias de Barrio (su disco anterior) y Coraje de Toro, un tema de Sokez que le emocionó mientras cantaba, con Tyson haciendo los coros y acompañando cuando la garganta ya no podía más.
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Más allá de lo visto en Málaga, la baza principal del proyecto es a quién va dirigido. Esta no es una obra comercial más. Proyecto Hambre va para quién ha tenido que aprender a golpes, va por el que comió gracias a una ETT, va por los que sacan el cajón flamenco los viernes después del curro, por los que vieron una salida en la FP a un sistema educativo que busca más la alta capacidad adquisitiva del estudiante que su mérito, va por el que se crió en la plaza o el que ha tenido que recoger a gente cercana cuando salía de permiso. Miraflores tiene a tres defensores a capa y espada, Málaga tiene a tres referentes y España tiene a tres genios formando un colectivo que se va a comer la escena urbana nacional, si no lo han hecho ya. “Proyecto Hambre es echarle el doble de polla cuando no es suficiente”.