Lo sentimos, pero en el arte NO todo vale

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Merda d´artista por Piero Manzoni





Determinar ciertas cosas como arte a veces puede ser equívoco o no, deconstruir argumentos ricos aparentemente en ideas es a día de hoy una ardua tarea para todos aquellxs que no se dejan engañar.

 

El concepto “arte” es, de alguna manera una respuesta rápida a aquello que nos crea emoción o nos estimula, pero, ¿vale todo en el arte? Este artículo es una opinión personal, una bocanada de experiencia sobre lo que concebimos como el arte y lo que no nos gusta que nos vendan como ello. La Wikipedia, aquella maravillosa web que nos da respuesta a todo en nuestra vida dice lo siguiente:

El arte (del latín arsartis, y este del griego τέχνη téchnē)1​ es entendido generalmente como cualquier actividad o producto realizado con una finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideasemociones y, en general, una visión del mundo, a través de diversos recursos, como los plásticoslingüísticossonoros, corporales y mixtos.2​ El arte es un componente de la cultura, reflejando en su concepción las bases económicas y sociales, y la transmisión de ideas y valores, inherentes a cualquier cultura humana a lo largo del espacio y el tiempo. Se suele considerar que con la aparición del Homo sapiens el arte tuvo en principio una función ritualmágica o religiosa (arte paleolítico), pero esa función cambió con la evolución del ser humano, adquiriendo un componente estético y una función social, pedagógicamercantil o simplemente ornamental.

Vivimos en una época plagada de talento, oleadas de nuevos y nuevas artistas de infinitas disciplinas, y de una “re-invención” o al menos fusión que mezcla todo aquello ya creado con unos aires renovados. Existe una estrecha línea que separa el concepto artístico con peso y credulidad del discurso fácil, o lo que llamamos de otra manera y sin tanto eufemismo “vendernos la moto”. La digitalización nos educa cuando somos responsables y por otro lado nos prostituye cuando nos dejamos encantar facilmente por el discurso vacío. A lo largo de la historia, cuando la tecnología era un sueño y un futuro “por llegar” hemos creído que existía una intimidad más visceral entre la obra y el artista y una conexión menos interrumpida por lo superfluo. Claramente todo esto debió de existir, pero también creemos que de alguna manera ser el pionero en algo acabaría convirtiendo a muchxs considerados artistas en farsantes por excelencia.

Es conocido por todos que “quien da primero en algo, da dos veces”, pero hasta donde hay que creerse todo aquello que nos cuentan? Nosotros no tenemos la respuesta, pero si de alguna manera un sentido que nos ha hecho reconocer que todo aquello que nos venden como arte lo es, por el simple hecho de que su autor/a lo bautice como tal.

Dentro de una línea temporal no muy lejana encontramos verdaderos quebraderos de cabeza, y no nos referimos a aquellos que la vida nos da con sus sorpresas, si no a los que nos transmiten fantasmas del “arte” con sus obras; 15.000 € por una escultura invisible de Salvatore Garau, el plátano pegado con cinta americana a la pared de Maurizio Cattelan, la mierda enlatada de artista de Piero Manzoni o los griteríos en el MoMa de Yoko Ono contra todo pronóstico, son algunos de los ejemplos considerados “obras o acciones artísticas” por parte de infinidad de profesionales y consumistas del mundo del arte.

 

 

¿Qué nos sorprende de toda esta falacia? En especial como puede ser tan creíble un discurso que trata de que adormecer e hipnotizar al espectador, y muy de forma personal, creemos que NO todo vale en el arte, por una sencilla razón, si ese concepto al que le atribuimos un peso vital y que de alguna manera explica mucho de nosotros y de nuestra historia mediante infinidad de lenguajes, le salpica estas invenciones carentes de argumentos, cada día nos des-culturizaremos aún más de todo aquello que debe ser en gran parte una educación vital. De alguna manera consideramos un insulto a ese considerado arte que trata de equivocar al espectador y en el que detrás de él no se encuentra más que una estrategia bien conciliada de marketing desprovista de cualidades.

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