El origen del graffiti y su consolidación como elemento urbano: El grafito, Kilroy y la cultura del cómic (Parte 1)
El graffiti, un elemento fundamental dentro de la subcultura urbana del hip hop, ha tenido una importante evolución desde sus primeras apariciones en siglos pasados, en forma de garabatos, huellas o mensajes. En esta publicación te damos unas pinceladas sobre su origen histórico y cultural.
El primer contacto datado de pintadas en paredes se estableció en el periodo del Paleolítico. Las denominadas pinturas rupestres se hacían en piedras y en ellas los primitivos plasmaron sus inquietudes relacionadas con el arte con líneas y dibujos de animales. Pero, para remontarnos al origen del concepto de graffiti debemos de situarnos en la época del Imperio Romano. A lo largo de esta etapa fueron apareciendo ciertas inscripciones artísticas y también otras más críticas.
Así, la ciudadanía de aquellos tiempos realizaban inscripciones en latín sobre muros y columnas donde recogían declaraciones de amor, insultos, símbolos políticos o simples garabatos. Estas pintadas guardaban un componente antisistema que provocaba cierta irritación a una parte de la población y de esta forma emergió un nuevo arte y, al mismo tiempo, una marca territorial. Aquellas inscripciones recibieron el nombre de grafito.
Más adelante, durante la época del Imperio Austro-Húngaro (1867 – 1918) hubo un personaje llamado Joseph Kyselak que rechazó su trabajo como funcionario de dicho Estado para aceptar un reto de sus amigos: dejar su huella firmada a lo largo de todo el imperio. De esta forma, numerosos fueron los tags que Kyselak, acompañado de su perro, realizó durante su corta juventud en iglesias, castillos y puentes de más de 100 ciudades, llegando a escalar incluso varias de las montañas más altas de Europa, gracias a sus dotes de alpinista.
A lo largo de su historia, el graffiti ha tenido un fuerte impacto en el ámbito socialrevolucionario. En tiempos de la II Guerra Mundial, fueron apareciendo pintadas en diferentes territorios de un hombre asomado sobre un borde, donde se le veían los ojos y una enorme nariz. Hablamos de la ilustración “Kilroy was here” y es considerado un pretexto de lo que hoy conocemos más concretamente por graffiti. Además, los nazis también realizaron pintadas en las paredes como parte de su trabajo político propagandístico.
Para acercanos a lo que a día de hoy conocemos como graffiti es necesario destacar la vinculación que este elemento del hip hop ha guardado con la cultura del cómic, más en concreto con el cómic underground, pues los elementos de la iconografía popular han resultado ser fuertes influencias para la realización de los graffitis.
Vaughn Bodé fue de los primeros artistas del cómic underground de la década de los 60 y creador de personajes como Deadbone, Junkwafel, Cheech Wizard o Belinda Bloom. Además, Bodé ha sido homenajeado por parte de reconocidos escritores del movimiento urbano del graffiti como Kel 129 o Dondi y también por el legendario grupo de hip hop Beastie Boys, pues sus trabajos sirvieron como complemento para las piezas de muchos escritores de Nueva York.
Tras este breve repaso sobre el origen del graffiti, en la segunda parte de este artículo hablaremos sobre la consolidación del elemento del graffiti en la subcultura urbana del hip hop.