Dridali: «Todos los personajes que pinto en la calle considero que merecen ocupar el espacio público, siendo elementos de reflexión»

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Charlamos con Adrián Mateo, más conocido en el mundo artístico como Dridali. Su inquietud y proactividad han hecho de él un artista creado así mismo con una peculiar forma de concebir el entorno que lo rodea. Muralista y tatuador, Dridali nos sumerge en su mundo interior haciéndonos ponernos en su piel.

 

Hola Adrián! Algo que nos llama mucho la atención es tu alter ego “Dridali”, ¿Cómo nace este nombre?

Hola Mosssaic! Esto es algo que me pregunta mucho la gente, he pensado en cambiarlo en numerosas ocasiones, pero ha llegado un momento en el que no puedo hacerlo, ya que se me conoce como tal. Es una palabra difícil de pronunciar y normalmente, la gente suele decir Dridalí, haciendo alusión al genio Salvador Dalí, cosa que me halaga, aunque no termine de gustarme. Imagino que será cuestión de tiempo acostumbrarme a este nombre que ya forma parte de mí. Dridali es la composición de dos nombres, el mío, Adrián y Dalí. Lo cree cuando era un niño e imagino que por aquel entonces pensaba que algún día podría llegar a ser un genio como el maestro que completa este seudónimo.

 

Principalmente en tu obra encontramos una especialidad, el graffiti, ¿Cuándo llegas a conectarte con esta vertiente artística? ¿Cómo definirías tu estilo?

En cuanto al termino graffiti diré que nunca he realizado una pieza como tal, la mayoría de artista urbanos y muralistas vienen de la pureza del graffiti, habiendo comenzado por la escritura en las calles y terminando en la pintura mural o arte urbano, mi caso es algo contradictorio. Cuando empecé a pintar en la calle lo hice directamente desde el realismo, algo bastante complicado al no tener desarrollada la técnica. Aun así, considero que el graffiti ha influido e influye en mi obra, ya que es la base del todo y de ahí viene todo lo demás. Las nuevas generaciones han ido evolucionando a gran velocidad, habiéndose saltado ciertos pasos importantes en la mayoría de las disciplinas artísticas, esto se debe a la gran cantidad de influencias artísticas que llevan trabajando durante años y que nos han servido para tener una gran variedad de referencias, por no hablar de la infinita información a golpe de click que ha eliminado por completo el término autodidacta. Todo esto no quita valor al trabajo y al esfuerzo que se debe dedicar para hacerte un hueco en un mundo tan complicado, pero creo que en la era Instagram ha facilitado mucho las cosas.

En cuanto a mi estilo, aun estoy en la búsqueda de aquello que me atrape, de esos elementos identitarios que identifiquen mi obra y mi persona en cuestión de una mirada. Esto me ha torturado a lo largo de mi corta carrera, pero es algo que tiene que salir natural. En mi opinión, lo primero es desarrollar la técnica, trabajarla y disfrutarla, el estilo que determine tu trabajo es intrínseco, tarde o temprano saldrá de ti.

 




 

Siendo observadores, apreciamos una gran cantidad de personajes famosos e importantes en muchos ámbitos como Nelson Mandela, Post Malone, Dalí, El Cigala, Luther King o Frida Khalo ¿Qué te inspiran para llegar a plasmarlos en tu obra?

Al principio pintaba personajes famosos simplemente por incrementar la dificultad, no es lo mismo pintar la cara de una persona anónima, que un personaje conocido, la presión social aumenta. En este momento he dejado a un lado ese pensamiento, mis trabajos más personales los realizo con fotografías propias de personas cercanas, imagino que todo va cambiando con la madurez. Todos los personajes que pinto en la calle considero que merecen ocupar el espacio público, siendo elementos de reflexión.

Entre los que nombráis, destacaré la figura de Diego el Cigala como uno de los artistas mas influyen en mi trabajo a pesar de no estar dentro de la pintura. Retratarlo en el barrio del Cabañal fue una de las experiencias más gratificantes de mi vida, escuchar sus tangos mientras lo pintaba fue una sensación difícil de explicar.




Además del spray hemos observado ese acercamiento con otras técnicas como la acuarela ¿Qué otras técnicas te quedan en el tintero aún por experimentar?

Hay infinidad de técnicas que me encantaría experimentar y estoy seguro que lo haré tarde o temprano por mi afán de seguir descubriéndome. Aunque ahora mismo estoy centrado en el spray y en el tattoo, dos técnicas apasionantes que ocupan todo mi tiempo.

 

Dridali & Breakvik




 

Tu inquietud te ha llevado a convertirte en un artista multidisciplinar, y prueba de ello, vemos que el tattoo llegó a tu vida para quedarse ¿Cómo empiezas y cómo es ese ajetreo de pasar de la pared a la piel?

El tatuaje llegó mucho antes que el spray. Cuando tenía dieciséis años me compré mi primera máquina, aunque nunca tatué a nadie. En aquel momento lo dejé y seguí con mi carrera estudiantil, entrando en el bachillerato artístico que de poco me sirvió, y finalmente entrando en la Facultad de Magisterio. En mi último año de carrera comencé a pintar en la calle, sin tener muy claro qué hacer con mi vida. En verano de ese mismo año, estuve un mes en Marruecos, en mi proyecto “Recostruyendo Ouarzazate” y al volver, en septiembre pinté mi mejor pieza “Efímero Dalí”. Esta obra fue la que me dio la confianza, impulsándome al mundo del tattoo.

 

Has visitados diferentes países y lugares que llevan tu huella para los restos, ¿Qué sensación te trasmite exteriorizar tu trabajo lejos de tu ciudad?

Me he dado cuenta en esta pandemia de la necesidad vital de viajar, de ver, de conocer, de compartir… es lo que más echo de menos. Tengo la suerte de tener un buen grupo de amigos con los que he compartido grandes viajes, intento salir una vez al año fuera de Europa a sitios donde no haya demasiada masificación de turistas. Y por supuesto, mi parada obligatoria todos los años es Africa, llevo cuatro años viajando todos los veranos a Marruecos, para mí es como una limpieza de energía total. Durante estos años he conocido a personas increíbles en el camino del mundo, mi amigo francés Rebeb al cual conocí en un pueblecito de Salamanca, donde estuvimos pintando en un festival para rescatar el pueblo, y con el que he compartido meses de mucha pintura en Francia y en la fría Noruega. Mis hermanos marroquíes Soufian, Amine, Abdul, Azzis que me lo han dado todo en su casa como si fuera uno mas de su familia, haciendo que volviera año tras año y amara Africa como ellos solo saben amarla. Amistades creadas en el fantástico Vietnam, el país de la absoluta libertad y felicidad, amigos que han venido luego a Valencia a que les enseñara mi tierra. Y no me puedo olvidar de Senegal, una tierra que cambió mi vida en un momento complicado. Allí quedé embaucado por el lugar, pero sobre todo por la gente que compartió ese viaje conmigo, amigos con los que hoy comparto vida y proyectos. Cada lugar al que voy, ya sea por trabajo o por placer, intento dejar mi granito de arena, mi huella. Es una forma de agradecer todo el aprendizaje que se crea en la tierra que visitas.




Algo random que quieras soltarnos sin previo aviso…

Ya no sé ni los cigarros que me he fumado escribiendo la entrevista, como dice Joaquin Sabina el humo es inspirador.

 




 

¿Sueñas con pintar en alguna ciudad o país en concreto?

No tengo un lugar concreto que quiera visitar, cualquier sitio es bueno para conocer. Hay etapas de vida que se asocian a viajes realizados, a experiencias vividas. No existe el lugar ideal, sino la compañía perfecta.

 

A modo crítica, que 2 cosas detestas en el día a día de tu trabajo, y que otras dos amas.

Las dos cosas que más me pueden molestar son la mala concepción que se tiene de la pintura y del oficio. La gente piensa que no es un trabajo de verdad, que no nos ganamos la vida con ello. Y en realidad, es la mejor lotería que me podía tocar. Y lo mejor es poder levantarte por la mañana con ganas de ir a trabajar, de no mirar el reloj, de trabajar en proyectos que los haces tuyos, en poder dar trabajo a familiares y amigos y en
ser el dueño de tu tiempo y tu camino.

 




 

Para despedirnos Dridali, dinos algo más; Una canción favorita, un momento especial, una comida fetiche y tu bebida fav.

Tangos de Diego el Cigala con Diego el Morao.

Hacer el amor bajo las estrellas en el desierto del Sahara.

Un buen plato de macarrones con tomate.

Una cerveza con amigos
en cualquier parte.

 

Disfruta de su trabajo completo en su web e Instagram

 

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