Almodóvar & Mcnamara: el dúo precursor del glam y la electrónica más golfa

separator





Almodóvar & Mcnamara, Mcnamara & Almodóvar, una vez más el orden de los factores no altera el producto, y en esta ocasión el resultado de la ecuación es altamente explosiva e inaudita.

 

Preguntar por la “Movida Madrileña” trae diferentes opiniones, para muchos fue una excusa con motivo de la desaparición de la censura el poder vivir en un hedonismo sin precedentes acompañado de todo tipo de estimulantes. Pero para otros, la movida madrileña supuso un movimiento contracultural tras años de represión de la dictadura franquista,  que trajo consigo el hallazgo de dotes personales que tantos artistas llevaban reprimidos consigo.

Madrid se vió sumergida en una etapa de su vida aún sin encasillar, un espacio vital que todo ciudadano necesitaba. La movida trajo excesos si, pero también aportó un valor que a día de hoy sigue latente en el entorno artístico y social.

 

 

Antes de sus primeros encontronazos con el cine independiente, un joven Almodóvar de 18 años se instalaba en la tan candente comunidad de Madrid. Un joven de familia humilde que desbocaba y derrochaba energía tildada de imaginación con deseos de producir el 7º arte. Paralelamente un joven Fabio de Miguel o más conocido como Fabio Mcnamara desempeña trabajos de pintura en un taller mientras alterna con actuaciones junto con la banda Black Island por territorios franceses.

Las sinergias al tiempo de conocerse Pedro y Fabio son latentes, actúan a principios de los años 80 por diversión consolidando su nombre artístico como “Almodóvar & Mcnamara”. Ambos expulsan deseos de descubrimiento y extravagancia ante una época que permite salirse del tiesto. En 1983 el consolidado dúo lanza su único álbum de estudio “Cómo está el servicio… de señoras” y es aquí donde queríamos llegar, a pesar de las limitaciones técnicas, el álbum introduce un icónico sonido que mezcla el pop, el glam más golfo, y la electrónica más puntera.

 

 

La puesta en escena de sus actuaciones eran simples, sin muchas florituras, ellos junto al equipo de música al que simplemente presionaban el botón de play ó en modo banda estereotipo de bajista, batería y guitarrista apoyado por segunda guitarra rítmica y teclista con Roland.

El sonido característico de sus producciones vienen de elementos puramente analógicos que recuerdan a sintes vintage propios de Roland como Juno-60 o la TR-707 muy recurrentes durante la década de los 80´s.

Este álbum se convierte en un trabajo dividido en 10 cortes que evoca la personalidad de ambos componentes y aunque ellos asegurasen que “La música no es la prioridad de la propuesta sino el resultado de meras copias de lo que nos gusta con letras completamente vacías”, el producto transmite una mezcla completamente homogeneizada entre la performance y el sonido electrónico más pulido sirviendo para las generaciones venideras de inspiración tanto auditiva como visual.

 

 

Lo más fresh

Quizás te interese